Ignacio Arellano Mora
En lo que va de la presente administración federal el saldo de crédito directo e inducido de la Banca de Desarrollo Rural ha crecido 16 por ciento, al pasar de 67 mil 044 millones de pesos, en 2007, a 77 mil 993 millones de pesos, en 2010.
Así mismo, esta banca incrementó en 68 por ciento el número de productores rurales atendidos durante el primer semestre del año, al alcanzar los 840 mil 522, en comparación con el mismo periodo de 2007; de ellos, el 95 por ciento son de bajos ingresos.
Lo anterior lo informó el jefe de unidad de la Banca de Desarrollo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Rafael Gamboa González, durante la Séptima sesión ordinaria del Consejo Mexicano para el Desarrollo Rural Sustentable, realizada en las instalaciones de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), y encabezada por su titular, Francisco Mayorga Castañeda.
“Hemos trabajado para integrar al financiamiento al sector rural a través de las instituciones financieras de la Secretaría de Hacienda, tanto Financiera Rural y el FIRA, lo que ha propiciado que se haya incrementado el saldo de los créditos”, explicó.
Con este tipo de apoyos se incentiva la productividad en el sector rural y se incorpora a los productores a los sistemas de financiamiento formales, además de apoyarlos para que se desarrollen y tengan una fuente de ingresos mediante los servicios financieros y los proyectos productivos de la Sagarpa, puntualizó el funcionario.
Gamboa González indicó que para estimular el financiamiento al sector rural, en 2010 los recursos fiscales asignados a la banca de desarrollo y los operados por ésta en coordinación con la Sagarpa son casi cinco veces superiores a 2006.
Mientras la banca de desarrollo suma tres mil 118 millones de pesos, la Sagarpa aporta dos mil 945 millones para apoyar los programas de financiamiento.
Los recursos a la banca de desarrollo, explicó, se canalizaron a través de Financiera Rural (mil 128 millones de pesos), Fideicomisos Instituidos con Relación a la Agricultura (FIRA, 800 millones de pesos), Fondo de Capitalización e Inversión Rural (FOCIR, 180 millones de pesos), Agroasemex (859 millones de pesos) y BANSEFI (15 millones de pesos).
CON RECURSOS DE LA SAGARPA
Expuso que con los recursos que opera la Secretaría de Agricultura a través del Programa de Inducción y Desarrollo del Financiamiento al Medio Rural (Pidefimer) se espera, en 2010, detonar 40 mil 900 créditos en beneficio de más de dos millones de productores, a través de diversos programas.
El desglose de estos programas orientados al financiamiento es el siguiente: mil 338 millones de pesos para el del Fondo Nacional de Garantías de los Sectores Agropecuario, Pesquero, Forestal y Rural (Fonaga), 830 millones de pesos para Profertil, 434 millones para el Programa Trópico Húmedo, y 343 millones para el Fondo Nacional para la Administración de Riesgos de Precios Agropecuarios (Fonarpa).
El 81 por ciento del financiamiento garantizado por Fonaga se destina a pequeños y medianos productores, y el 35 por ciento a la región sur-sureste del país. Al mes de junio se han garantizado créditos por 14 mil 246 millones de pesos, 46 por ciento más que al mismo mes de 2009.
AUMENTA NÚMERO DE INTERMEDIARIOS FINANCIEROS RURALES
Rafael Gamboa destacó que de mayo de 2007 al mismo mes de 2010 se ha incrementado en 104 por ciento el número de intermediarios financieros con los que opera la Banca de Desarrollo en el sector rural, y en 116 por ciento los no bancarios. Destacan la banca comercial, sofoles, sofomes, empresas de factoraje, arrendadoras, uniones de crédito, almacenadoras, agentes procrea y sociedades financieras populares.
El saldo de fondeo y garantías con estos intermediarios, acotó, creció 27 por ciento en términos reales en el periodo que se señala, al pasar de 67 mil 157 millones de pesos a casi 85 mil millones.
Por último, el responsable de la banca de desarrollo en la Secretaria de Hacienda apuntó que se continuará con la expansión de los servicios financieros, el desarrollo de nuevos productos dirigidos a productores de bajos ingresos, la incorporación de más intermediarios financieros, sobre todo los enfocados al sector social, y con el apoyo a programas dirigidos a beneficiar el medio ambiente.
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