Ignacio Arellano Mora
Igual que la de seguridad, la estrategia económica y de impulso al empleo ha fallado, afirmó Francisco Rojas, coordinador de los diputados federales del PRI, quien aseguró que este gobierno dislocó el mercado interno, aumentó índices de pobreza y depauperó a las clases medias.
La situación del país es crítica en materia económica, de seguridad y bienestar social y aunque tenemos diversas misiones que cumplir para salir adelante, la responsabilidad no es igual para todos, sostuvo el líder cameral priista.
El Ejecutivo sacrificó la inversión, la producción y el empleo a favor de una “disciplina hacendaria” que ni siquiera blindó la economía, como lo demuestra la caída en 2009 del 6.5% del Producto Interno Bruto (PIB), pero además la OCDE advierte que un grupo muy numeroso de mexicanos que perdieron su trabajo intentaron sin éxito obtener otro y se resignaron a vivir de su ahorro, las indemnizaciones recibidas o el apoyo de sus familiares.
A ello se suma que la supuesta “recuperación” de la economía que el gobierno pregona no será duradera, pues hay un manejo equívoco y se difunden datos que simplemente no reflejan la realidad de la gente y sólo contribuyen a mermar la credibilidad gubernamental.
Ahora, hasta los más optimistas reconocen que nuestra economía se desacelera y que los indicadores relativos al mercado interno se mueven más lentamente que los del comercio internacional; la débil reactivación ha dependido de economías foráneas, especialmente de Estados Unidos, cuya recuperación empieza a decaer, como lo advierte la Reserva Federal.
Lo anterior, señaló el coordinador parlamentario, pone en entredicho la estrategia del gobierno basada en la exportación mercantil, sin que se vislumbren propuestas viables de política económica.
Las otras respuestas del gobierno siguen la misma tónica anterior: subejercicios en el gasto público, ineficiencias y retrasos en la ejecución de los programas sociales y de inversión, abandono del campo, una banca de desarrollo ineficaz e insuficiente en sus acciones, una política industrial nula, parálisis ante una banca privada que no otorga créditos productivos, abandono del mercado interno y de la diversificación de mercados internacionales, así como un sistema económico incompetente, que no funciona.
Por todo ello, concluyó, no es válido que después de cuatro años se quieran trastocar papeles y se pida a otros que fijen el rumbo y propongan las políticas adecuadas, tratando de corresponsabilizarlos de decisiones tomadas unilateralmente y que han fracasado.
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