Aurora Cordero Pérez
En México una persona con depresión tarda hasta 10 años en acudir al médico debido a que no acepta la enfermedad o no sabe que la padece, por lo que es importante conocer los síntomas como tristeza persistente por más de 15 días sin motivo aparente y pérdida de interés en las cosas cotidianas.
Aseguró lo anterior Marco Antonio López Butrón, especialista adscrito al Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez”, de la Secretaría de Salud, quien puntualizó que es fundamental que una persona con depresión solicite atención médica, de preferencia especializada, para controlar la enfermedad y pueda regresar a su vida normal.
Detalló que 10 por ciento de las personas que sufre depresión se suicida por falta de atención médica, y es que sólo 3 por ciento de quienes están en esta situación acude con el psiquiatra y 6 por ciento con el médico general, familiar u otro especialista.
Las causas de esta falta de atención se relacionan con baja escolaridad, desconocimiento de los centros donde se puede atender, considerar que esa enfermedad es incontrolable e incurable y vergüenza y miedo a ser señalado.
El presidente del Consejo Mexicano de Psiquiatría dijo que la depresión se puede detectar también cuando hay disminución de peso y apetito, insomnio, fatiga, autoestima lastimada, sentimientos de culpa, falta de concentración y en caso extremo ideas suicidas, alucinaciones y voces, es decir depresión psicótica.
Estos síntomas impactan de forma negativa al ocasionar pérdida de empleo, aislamiento, incapacidad funcional y afectación en el entorno. Un episodio dura cuatro o cinco meses y se repite cada cuatro o cinco años
Las causas comunes son, en las mujeres la desilusión amorosa y en los hombres la pérdida de estatus, del empleo o inseguridad. También se relaciona con enfermedades crónicas, ya que 60% de quienes padecen infarto, enfermedad vascular, diabetes, enfermedad de Parkinson, sida, insuficiencia renal, hepática o asma también se deprimen.
La depresión también es hereditaria, sobre todo en parientes de primer grado como padres o hermanos, de ahí que quien tiene familiares con esta enfermedad, debe estar atento a los síntomas, que se pueden manifestar por ejemplo, cuando se pasa por una etapa de duelo por la pérdida de un ser querido.
Dio a conocer que 28.3 por ciento de los mexicanos padecen alguna enfermedad mental en algún momento de su vida, los más comunes son los trastornos de ansiedad; consumo de sustancias, incluido el alcohol, y en tercer lugar se ubican los afectivos como la depresión, que padece 9.2 por ciento de la población en general, aunque por sexo afecta a dos mujeres por cada hombre.
Sin embargo, al examinar los casos de depresión severa, que representan 40 por ciento de total de la población con esta enfermedad, la relación hombre-mujer casi se iguala, con una proporción de 1 a 1.3.
López-Butrón añadió que la depresión se manifiesta en cualquier momento de la vida, sin embargo, la edad promedio de inicio es a los 25 años. En las mujeres es alrededor de los 17 años y en la etapa de la perimenopausia, en el hombre aumenta a partir de los 65 años.
Esta enfermedad se puede prevenir teniendo estilos de vida saludables, que incluye ejercicio físico, alimentación sana, la realización de diferentes actividades que proporcionen bienestar, evitar en lo posible el estrés, actitud positiva ante los problemas que se presenten, mantener las relaciones interpersonales y evitar el consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias nocivas.
Por último, el especialista, precisó que la depresión es una enfermedad que se controla con medicamentos antidepresivos, algunos de efecto casi inmediato, ya que a la semana el paciente ve mejoría; no obstante, se deben tomar por lo menos durante seis meses y si hay recaídas, por dos o tres años, “el que toma antidepresivos no los debe suspender bruscamente porque el cerebro los necesita para funcionar”.
El tratamiento con medicamentos debe acompañarse de apoyo psicológico con terapias cognitivo-conductuales y personales, aunque hay depresiones reactivas, cuyos síntomas son leves o moderados y sólo requieren atención psicológica.
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