Ignacio Arellano Mora
La certificación de una playa debe tener como resultado un incremento en el posicionamiento ambiental, social y comercial, así como en la competitividad de la playa, localidad y el turismo del país.
Para enfrentar con éxito los convenios internacionales que tiene firmados nuestro país en materia de protección y conservación de especies de animales marinos y que anidan en los sitios de playa, se requiere impulsar con mayor insistencia la certificación de estos lugares ya que actualmente sólo la playa de San Isidro, en Veracruz, cuenta con el documento oficial.
Lo anterior lo señaló la subdirectora de Proyectos de Conservación de Pronatura del estado de Veracruz, Elisa Pérez Barbosa Rojas, previo a la clausura de los trabajos del 5°Encuentro Nacional de Playas Limpias celebrado en Nuevo Vallarta, Nayarit.
Agregó que existen diferentes tipos de playa, generalmente de uso recreativo, pero que se tiene que entender que hay ciertas especies de animales endémicas que hacen uso de ellas, y que cualquier alteración al entorno ecológico provoca un daño que puede desplazarlas, como pudieran ser las aves y tortugas marinas.
Particularmente en Veracruz, dijo, existen tres playas con estas características, por lo que se está buscando el apoyo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) para que se emita un decreto, inicialmente en el sistema de dunas que comprende alrededor de 300 hectáreas.
Por su parte, Francisco España Fernández, Auditor Líder del Instituto Mexicano de Normalización y Certificación, reconoció que los Comités de Playas Limpias enfrentan un serie de requisitos y de procesos legales para alcanzar la certificación, los cuales resultan engorrosos, largos y complejos, en ocasiones hasta frustrantes, por lo que se requiere conocer a fondo la normatividad.
Sin embargo, dijo que de manera adicional a la Norma Oficial Mexicana 120, que otorga la certificación de playas limpias, se debe recurrir a la creatividad para alcanzar la sustentabilidad de las mismas, y ésta, más que requisito, debe ser el espíritu de la NOM.
Continúo, “la documentación del proceso debe generarse de manera sistemática y ordenada. Ya hay investigadores y consultores que han empezado a trabajar en la elaboración de modelos de organización y ordenamiento de la información que, una vez evaluados, podrán ser útiles”, expresó.
“La certificación está inmersa en un claro proceso de creación, de infraestructura y de capacidades, y con el firme propósito de incrementar la competitividad en este caso de las unidades socioambientales que se llama playa”, acotó.
Por ello, agregó, se debe obtener el máximo de provecho de estos procesos para beneficio principalmente en el país y de todos los involucrados.
Además, es la visión, el objetivo y el deseo del Instituto Mexicano de Normalización y Certificación, concluyó.
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