Ignacio Arellano Mora
Sobre el barco liberiano que encalló en costas de Tuxpan, Veracruz, con tres mil toneladas de sosa cáustica, Alejandro Olivera, coordinador de la Campaña de Océanos y Costa de Greenpeace, México, lamentó los impactos que son sometidos los arrecifes, más en la zona del Golfo de México, con tanto tráfico de embarcaciones, siempre ha sido un riesgo potencial en el momento de desarrollar puertos.
Alejandro Olivera manifestó que “con tanto tráfico de embarcaciones por supuesto es bastante factible y siempre hay probabilidades de que se dañe los arrecifes”.
Resaltó que se “están dañando arrecifes, los cuales han tardado cientos de años en formarse y en este caso exigimos como Greenpeace que se reparen los daños y que las autoridades deben de actuar de inmediato y granar todos los compuestos tóxicos que pudieran derramarse en este caso la sosa cáustica”.
Precisó que “se piensen en un programa de restauración y que ya se empiece a retirar el buque. No se deje pasar más tiempo porque al daño al arrecife que todavía no se ha cuantificado pues pude ser mayor”.
Señaló que “no es nada fácil restaurar arrecifes, son estructuras que tienen cientos de años y que existe en México está tecnología, sin embargo, la empresa se debe de hacer responsable de este tipo de restauración y compensar de todos los daños causados”.
Inclusive, agregó, “hasta los pescadores porque muchos especies de interés comercial habitan en los arrecifes de coral. Sin los arrecifes y sin los manglares la pesca también se ve afectada”.
Continúo que “al momento de afectar zonas en donde las especies de interés comercial en donde se reproducen, pues sí afecta a la pesca y a la economía de los pescadores, que seguramente traería un problema local”.
Recordó que “no es el primer caso de encallamientos de buques, ha habido muchos en México que es debido al gran tráfico de embarcaciones que existe y siempre ha sido un riesgo”.
Por ello, comentó, “en este caso el Gobierno de México debe de fortalecer las leyes para evitar este tipo de accidentes y fortalecer la seguridad”.
También, argumentó, “iniciar una ley de responsabilidad ambiental, en este caso el Congreso de la Unión lo debe de legislar para quien contamine y dañe pague y se haga cargo de todos los daños”.
En este caso, expuso, quien tiene que actuar de forma inmediata la Profepa, porque hay un daño a un ecosistema que es el arrecife y en caso de que hubiera violaciones al tráfico marítimo ya sería la instancia de la Secretaría de Marina (Semar) que tendría que intervenir fácilmente ayudar a remover el buque de su lugar.
“Ha habido una variedad de accidentes en zona arrecifales de Quintana Roo; del Pacífico mexicano como en Baja California y en las costas de Veracruz. De hecho no sólo los grandes buques son el problema sino también las pequeñas embarcaciones que en muchas veces al momento de anclarse lo hacen sobre el arrecife y que es un daño paulatino que se va acumulando y que va afectando la estructura”, indicó.
Por último, Alejandro Olivera manifestó que “los accidentes no son tan frecuentes pero sí los daños son mayores. Es importante porque los arrecifes tardan cientos de años en formarse, crecen más o menos un centímetro cada año, entonces restaurarlo el ecosistema es sumamente difícil”.
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