Aurora Cordero Pérez
La Iglesia católica debe reconocer, con humildad, que Hidalgo y Morelos “sí murieron excomulgados”, señaló el ex diputado perredista José Alfonso Suárez del Real y Aguilera.
Resulta entendible que, de cara a la celebración del Bicentenario de la Independencia de México, la Iglesia Católica pretenda que se modifiquen los libros de texto, sin embargo, debe reconocer que la excomunión constituye un procedimiento jurídico-administrativo, cuyo ordenamiento fue emitido por autoridad competente y “se encontraba vigente al momento de su muerte”.
Comentó que las pruebas son fehacientes. En el caso de Hidalgo, pudo ser decapitado y, más adelante, exhibido su cráneo, debido justamente al proceso de excomunión.
En el caso de Morelos, debemos recordar que sus restos no pudieron ser enterrados en un cementerio debido a la prohibición que existía para realizarlo para aquellos que no profesaran la verdadera religión y a quienes hubieran sido excomulgados.
Dijo que las confesiones hechas por ambos próceres antes de morir, “únicamente evidencian una reconciliación con su propia fe” no la revocación del fallo por el cual fueron excomulgados.
En consecuencia, agregó que estos actos que, a la vista de nuestros contemporáneos se observan oscuros, pretendan ser desvirtuados por la Iglesia católica, “pero no podemos negar la verdad histórica” de los hechos.
Éticamente, precisó, resulta imprescindible reconocer que muchos de los actos realizados por la iglesia católica en los procesos de la conquista y colonización, destacando la Inquisición, constituyeron actos que forman parte de la historia de nuestro país.
Es por lo anterior que, categóricamente afirmo que la Iglesia Católica debe reconocer con humildad, que se cometieron excesos y, en consecuencia, iniciar un proceso de reconciliación con la sociedad mexicana, es su obligación imprescindible, de frente a la construcción de una sociedad tolerante y, respetando especialmente el carácter laico de nuestro Estado.
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