Aurora Cordero Pérez
La primera causa de mortalidad en las mujeres después de los 50 años es la enfermedad cardiovascular, sin embargo, sólo 20 por ciento de ellas lo sabe, debido a que por tradición se ha considerado un padecimiento propio de los hombres, afirmó Leticia Sánchez Reyes, adscrita al servicio de Cardiología del Hospital General de México.
En el marco del Día Mundial del Corazón, puntualizó que debido a esa creencia, la mayoría de las mujeres solicita atención cuando ya sufrió un infarto, resultado de la ateroesclerosis, un proceso largo y silencioso que es la primera causa de muerte por enfermedad cardiovascular y consecuencia de inadecuados estilos de vida, por lo que se puede prevenir en la mayoría de los casos.
Aclaró que las enfermedades cardiovasculares son más comunes en los hombres antes de los 50 años, pero después de esa edad, aumenta en mujeres debido a que la disminución de la producción hormonal favorece el incremento de triglicéridos y colesterol, que se combinan con hipertensión, tabaquismo y obesidad.
La especialista advirtió que sin embargo, la terapia de reemplazo hormonal no se debe suministrar como una medida para prevenir las enfermedades cardiovasculares, debido a que no ha demostrado protección y, en cambio, favorece el desarrollo de cáncer de mama, cérvico uterino y de endometrio, así como tromboembolias.
Ante esa situación, precisó que las mujeres con ateroesclerosis deben recibir tratamiento médico para evitar un infarto; pero para ello es fundamental que se diagnostiquen a tiempo, sobre todo si está en la etapa de climaterio.
La terapia de reemplazo hormonal, insistió, sólo se debe suministrar para contrarrestar los síntomas vasomotores propios de la menopausia, como los bochornos, de lo contrario, se debe evitar.
Mencionó que los síntomas de infarto en la mujer son diferentes al de los hombres. En ellos hay dolor en el pecho que se irradia al brazo izquierdo, pero en ellas hay dolor de espalda, náusea y vómito, que se pueden confundir con algún problema digestivo y termina en infarto.
Explicó que los infartos silenciosos generalmente dejan como secuela una cicatriz que sólo se ve con electrocardiograma, pero cuando es severo deja daños irreversibles e incluso ocasiona la muerte.
Un infarto es el taponamiento de una arteria, que ocasiona deficiencia de circulación y oxígeno y, en consecuencia, muerte del tejido. Si es severo, la persona pierde el conocimiento, hay dolor intenso, falta de aire y alto riesgo de morir.
En esta situación, la vida de la persona depende del tiempo que tarde en llegar al servicio médico: si el tejido muscular cardiaco tiene posibilidad de latir, es cuestión de minutos.
Por último, la especialista hizo un llamado a las mujeres que tienen hipertensión arterial, glucosa y colesterol elevado, además de obesidad central, tabaquismo, dieta inadecuada, antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular y dislipidemias, a acudir de inmediato con el especialista, ya que tienen muchas posibilidades de desarrollar una enfermedad cardiovascular.
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