Aurora Cordero Pérez
Los trastornos de la conducta alimentaria, como bulimia, anorexia y atracón, ocasionan serios problemas físicos, emocionales, sociales y familiares e incluso la incapacidad de quien los padece.
La Secretaría de Salud cuenta con un programa enfocado a la atención integral del paciente que incluye la participación de la familia, maestros y personal médico especializado.
En el marco de la inauguración del Encuentro Internacional “Trastornos de la Conducta Alimentaria y Obesidad”, el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos dio a conocer que de 0.1 a 3 por ciento de escolares y mujeres adolescentes presentan anorexia, bulimia nerviosa o trastornos por atracón y que de 4 a 20 por ciento presentan conductas no saludables como pueden ser dietas desequilibradas, purgas o atracón.
Añadió que 50 por ciento de los pacientes con anorexia o bulimia se recuperan, 30 por ciento mejoran y 20% permanecen crónicas, además de que se sabe poco sobre los factores de recuperación.
Ante esa situación, las políticas públicas de salud incluyen de manera importante la adherencia terapéutica y la atención integral.
En el modelo de atención se considera al paciente y se incluye a la familia, además de que se trabaja con equipos multidisciplinarios con psicológicos, nutriólogos, enfermeras, trabajadoras sociales y médicos.
De esta manera el modelo clínico permite identificar y tratar las principales enfermedades crónicas en las 60 unidades especializadas que se construyen en el país, de las cuales 30 estarán listas a finales de este año. Funcionan con la coordinación de los Institutos nacionales, particularmente el de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” y el de Psiquiatría, a donde se refieren los casos graves.
Explicó que los trastornos de la conducta alimentaria tienen que ver con aspectos genéticos, alteraciones en las funciones cerebrales, del metabolismo, cognitivas de juicio e inestabilidad emocional, que traen como consecuencia que los adolescentes sufran restricción social y una baja calidad de vida.
Además, son tan incapacitantes como cualquier otra enfermedad mental o crónica, ya que las complicaciones médicas pueden ser pérdida del cabello, detención del crecimiento, osteoporosis, problemas dentales, sangrado de tubo digestivo por el estado de estrés, alteraciones electrolíticas, deshidratación, anemia y otras que pueden llevar al suicidio.
El secretario de Salud puntualizó que es necesario que cualquier persona con alguno de estos trastornos reciba atención médica integral, para lo cual se cuenta con un teléfono 01 800, que opera junto son SAPTEL, destinado a otorgar información y referencia de casos con el apoyo de jóvenes, padres y maestros.
Además del correo electrónico: t.conducta.alimentaria@salud.gob.mx y material escrito como el folleto, “Es una dieta o es un trastorno, de alimentación”, y en breve estará listo el libro dirigido a adolescentes, maestros y padres de familia.
Por otra parte, comentó que la Secretaría de Salud de México participa en los dos programas europeos de mayor éxito para la prevención, como son el EPODE, que quiere decir, Juntos detendremos la obesidad de los niños, y el DITCAS, que es un Programa de Prevención de Trastornos de la Conducta Alimentaria, de la comunidad valenciana.
El primero de ellos, operó en ocho ciudades francesas en donde demostró una reducción de 1.8 por ciento en la prevalencia de sobrepeso y obesidad en escolares, y México es el primer país de América que se incorpora a esta estrategia.
Por último, comentó que varios países de América Latina, incluso Marruecos en África, han solicitado a México compartir las experiencias en el manejo de los trastornos de la conducta de alimentación.
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