Aurora Cordero Pérez
Derivado de la reciente alerta sanitaria, el precio de productos como el cloro registró un incremento de 234 por ciento, entre la última semana de abril y la primera de mayo, señala el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados.
En el documento, denominado “Influenza en México”, precisó que el precio del huevo rojo también se incrementó 12.5 por ciento en los últimos días, pues tenía un costo promedio de 28 pesos por 18 piezas al 29 de abril y para el 5 de mayo fue de 31.50 pesos.
En el caso de algunas frutas en tan sólo una semana se registraron importantes aumentos de más del 44 por ciento, como fue el caso de la guayaba y de 28 por ciento de la toronja.
El CESOP resaltó que es innegable que una buena parte de los impactos negativos de fines de abril y principios de mayo no son irreversibles y serán resarcidos en los meses siguientes; por ejemplo, la caída en las ventas de bienes durables.
Destacó que se necesita tiempo para poder calcular en realidad cuáles fueron los efectos económicos totales de esta crisis sanitaria y calcular cuánto costaría otorgar servicios de salud de calidad a los mexicanos.
“Existe la amplia posibilidad de que si se hubiera invertido una pequeña cantidad en un sistema de detección temprana y control de epidemias, estos costos no se hubieran dado; este tipo de inversiones sin duda hubieran sido menores que los costos que está sufriendo el país e inclusive menor que los apoyos que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público da a las empresas por esta crisis sanitaria”, acotó.
En materia de investigación y presupuesto en el sector salud en México, se destaca en el reporte que a pesar de que se destina el 6.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) al sector salud, tales montos están por debajo del promedio latinoamericano, que se ubica en el orden del 6.9 por ciento del PIB de la región.
Precisó que según la visión de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), es fundamental reorientar con una visión de Estado la política de desarrollo científico y tecnológico.
“El hecho de que no se invierta en investigación y desarrollo de la ciencia le sale muy caro a México, ya que sólo en 2005 el país pagó más de dos mil millones de dólares por la compra de tecnología”, indicó.
Además, de 1999 a 2008 disminuyó la asignación de fondos públicos a la ciencia y la tecnología, pasando de 0.42 a 0.37 por ciento del PIB, siendo éste uno de los menores presupuestos asignados en las últimas dos décadas.
Refirió que para 2009 el presupuesto total del sector salud ramo 12, asciende a 85 mil 036 millones de pesos –cifra que representa 22.5 por ciento de aumento respecto al presupuesto del año anterior–; 47 mil 612 millones correspondieron al Programa Seguro Popular –que tuvo un incremento de 27.8 por ciento respecto al presupuesto 2008–.
Mientras que los recursos asignados al Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades fueron de 859.4 millones, cantidad que representa un descenso de 18.3 por ciento respecto al año anterior.
El CESOP concluyó que el presupuesto en materia de salud se ha caracterizado en los últimos ejercicios fiscales por destinar amplios recursos a programas como el Seguro Popular. Mientras que las partidas destinadas a la investigación en ciencia y tecnología en salud, así como los recursos destinados a instituciones ligadas a la vigilancia epidemiológica muestran una constante marginalidad.
Enfatizó que rubros como la tecnología biomédica, la investigación en salud y la producción de vacunas, además de tener una naturaleza estratégica, reiteradamente han sido considerados un asunto de seguridad nacional, de ahí que representantes de la comunidad científica hayan sostenido la necesidad de que los recursos que lleguen a canalizarse a estos renglones sean proporcionales a la trascendencia que la ciencia y la tecnología deben tener para una nación como la nuestra en un mundo globalizado.
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