Recordara usted que aquí, D2 patadas, dijimos que elecciones intermedias ¿para qué? Bien, a tres semanas del domingo que hay que retratarse en las urnas, el movimiento anulanista ha cobrado más relevancia que las campañas mismas de los partidos políticos.
En los medios, sobre todo en los escritos, el tema se ha llevado al extremo de considerar al voto en blanco, como el mensaje más gráfico de la ciudadanía contra la partidocracia.
Lo cierto es que a la mitad del sexenio en las urnas está la oportunidad de calificar al gobierno y no hay duda de que votar en blanco, más que protesta contra los partidos, será valor agregado al voto duro.
El temor real en unas elecciones federales intermedias, no va por anular el voto, sino por ver a quien beneficia, sea candidato o partido.
Además, meter al ánfora la boleta electoral en blanco, es propiciar que ésta sea cruzada en conveniencia real a un candidato. Lo mejor, si usted va a votar, cancele la boleta cruzándola de arriba abajo. Esto, es cancelar el sufragio y no anularlo. Darle el valor real de no estar con ningún partido, porque usted rechaza el enorme poder que ejercen, hasta el punto, en esta ocasión, de haber atentado contra la libertad de expresión con la reforma al Cofipe que introdujeron diputados y senadores.
Con esa reforma, no sólo se perjudicaron los partidos, si no que mediatizaron la más sagrada de todas las libertades, la de expresión, al arrebatarle a la ciudadanía la oportunidad de pagar en los medios electrónicos campañas a favor o en contra de candidatos partidistas.
En el carril de las preferencias electorales todo indica, a 23 días de la jornada electoral, que el PRI llevará a la Cámara de Diputados la mayor representación. Las encuestas sugieren que el tricolor, con 38 por ciento de la votación, tendría 230 diputados y con los 15 que se adjudican al Verde, estaría a un paso de hacerse de la mayoría relativa. Con el Verde, el PRI va en alianza en 63 distritos electorales.
El PAN, según las preferencias de la ciudadanía que acudirá a las urnas en 41 por ciento del padrón electoral que enlista a casi 80 millones de electores, perdería 64 escaños y ganaría solamente 145. Para el PRD serían 91 diputaciones y la “chiquillada”, a excepción del Social Demócrata, conservaría su registro en el IFE.
Cómo quiera, el partido del Presidente Calderón podría derrumbarse. Cómo que los alaridos de su jefe nacional Germán Martínez, no han calado en la ciudadanía. O ¿será que ésta está hasta el gorro de la guerra contra el narco? Las ejecuciones diarias que en este mes víspera de las elecciones, rebasa todos los registros, tocan, a querer o no, las fibras más sensibles de la seguridad de la población. La verdad, las imágenes de la violencia no ayudan al PAN y menos a la estabilidad y tranquilidad a la que aspira la sociedad.
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