Aurora Cordero Pérez
El cardenal Norberto Rivera convocó a cimentar los derechos humanos con hechos y no "con gritos en la calle", así como a prepararse para la llegada de Cristo, pues los valores fundamentales no sólo son asunto de leyes o de cambios en las constituciones.
Durante la homilía dominical en la Catedral Metropolitana, el también arzobispo primado de México invitó a los feligreses a la conversión para deshacerse de lo malo, de lo que estorba y de lo que va contra la dignidad humana.
El prelado exhortó a la conversión social, que implica disminuir las diferencias escandalosas en materia de justicia, así como a combatir la miseria, el hambre y la incultura para llegar verdaderamente a la práctica de los derechos humanos no en el papel o en una ley, sino en la realidad.
Respecto al terreno personal, agregó que la conversión consiste en eliminar la soberbia y el orgullo y actuar con humildad, así como elevar el ánimo, desterrar el desaliento y el derrotismo y confiar más en uno mismo, pero sobre todo en Dios.
Asimismo, resaltó que si no se provoca el cambio y no se endereza el camino a nivel personal y social, además de quitar los muros que separan a las personas, la Navidad pasará "con pena y sin gloria".
Por otro lado, resaltó que aunque haya muchas luces en las calles, mejor comida en algunos hogares, intercambio de felicitaciones y regalos, lo principal está en un cambio de corazón y de actitudes que hagan más real la filiación divina "que vino a regalarnos el hijo de Dios, la fraternidad que vino a darnos Jesús al encarnarse".
El cardenal Rivera concluyó a los cristianos enderezar el camino y dejar a un lado el orgullo, la pereza, el abuso, la violencia, la envidia, la mentira, la superficialidad, las adicciones y la hipocresía, porque "todos tenemos algo que corregir, de qué liberarnos y en qué progresar".
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