Por Juan Chávez
La política
es negociación o, como se estila desde hace tres sexenios, diálogo, “mesa de diálogo” para llegar a acuerdos,
sean superficiales o profundos.
La
negociación, sin embargo, surge del enfrentamiento que nace de los descontentos
de acciones de gobierno o de aquellos que dirigen parte de los órganos “autónomos” de la sociedad.
Los actos de
los que deciden a veces son venales, dirigidos a núcleos determinados del todo
social, para llegar o arribar a espacios mejores de bienestar para todos los
habitantes.
A veces, en
el ejercicio del poder político, se exacerba y se protege a quienes al amparo
del puesto que desempeñan, lo usan en propio beneficio o para ganar más
posiciones, mayor poderío en los eventos por acontecer.
Tal es el
caso de las acusaciones del líder del PAN, Gustavo Madero, contra la secretaría
de Desarrollo Social, Rosario Robles, y el gobernador de Veracruz, Javier
Duarte, por usar presuntamente los programas sociales con fines electorales.
Jesús
Zambrano, dirigente del PRD, simplemente se ha sumado a Madero para sacar raja
política.
Ambos están
asidos a esa acusación, como recurso que les permita seguir en la dirección de
sus respectivos partidos que, escindidos hasta la madre, quieren echarlos
fuera.
Ellos están
jugando la poderosa carta que entrañan las 14 elecciones estatales que habrá el
domingo 7 de julio. Madero se consolidaría en su posición si el PAN gana la
gubernatura de Baja California, para seguir con ese, su primer bastión, ganado
desde la última década del siglo pasado.
Pero ambos,
igualmente, utilizan el Pacto por México para hacerse sentir fuertes ante los
grupos internos que están exigiendo sus cabezas.
Quieren que
rueden cabezas de mediano calibre y quizá, en los próximos días se den las “renuncias” de los secretarios de Finanzas
y de Salud del gobierno de Duarte, “directamente” vinculados con las
grabaciones que Madero hizo públicas.
A los que
pretendemos hacer opinión política se nos acusa de ser profetas. No hay tal, no
adivinamos los sucesos por venir. Simplemente, con analizar lo que está
sucediendo tenemos elementos suficientes para suponer lo qué podría venir.
El Pacto se
ha vuelto la ficha dura en la partida de dominó del presidente Peña Nieto y los
dirigentes nacionales de los tres principales institutos políticos (PAN, PRD Y
PRI). En estos momentos, es la mula de seises en poder del gobierno peñista y
ni Madero ni Zambrano cuadran el juego a seises o a un seis que no le llega a
Osorio Chong, a Bucareli, ni a tiros. El gobierno de Peña Nieto lleva dos pases
en la partida.
El Pacto
requiere de un relanzamiento, no hay duda. Habría que pensar, como punto
central, dejar al frente del Consejo Rector del Pacto, tres meses a cada uno de
los dirigentes partidarios. Sería ideal que luego de que en mayo concluya su
corto periodo César Camacho (PRI), a Madero se le conceda el primero de tres
meses.
Finalmente,
el tal pacto se ha convertido en forma real de cogobernar con el Presidente de
la República. Eso, por lo menos, es lo que se pretendía ¿no? Para mí está claro
que la movilidad del Poder Legislativo que acaba de clausurar el periodo más
fructífero de que se tenga memoria, habla de resultados. ¡De resultados
positivos!
Viene un
periodo extraordinario del Congreso para desahogar “pendientes”. Será convocado después del 7 de julio. Hacerlo antes
caería en el riesgo de ser considerado acto en favor de las elecciones. Ojalá
me equivoque y los legisladores regresen antes a construir las leyes que le
urgen a México y su desarrollo en bien de toda la sociedad.
chavezr25@yahoo.com.mx
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