2 de mayo de 2013

¿QUÉ VA A PASAR?



Por Juan Chávez

La política es negociación o, como se estila desde hace tres sexenios, diálogo, “mesa de diálogo” para llegar a acuerdos, sean superficiales o profundos.

La negociación, sin embargo, surge del enfrentamiento que nace de los descontentos de acciones de gobierno o de aquellos que dirigen parte de los órganos “autónomos” de la sociedad.


Los actos de los que deciden a veces son venales, dirigidos a núcleos determinados del todo social, para llegar o arribar a espacios mejores de bienestar para todos los habitantes.

A veces, en el ejercicio del poder político, se exacerba y se protege a quienes al amparo del puesto que desempeñan, lo usan en propio beneficio o para ganar más posiciones, mayor poderío en los eventos por acontecer.

Tal es el caso de las acusaciones del líder del PAN, Gustavo Madero, contra la secretaría de Desarrollo Social, Rosario Robles, y el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, por usar presuntamente los programas sociales con fines electorales.

Jesús Zambrano, dirigente del PRD, simplemente se ha sumado a Madero para sacar raja política.

Ambos están asidos a esa acusación, como recurso que les permita seguir en la dirección de sus respectivos partidos que, escindidos hasta la madre, quieren echarlos fuera.

Ellos están jugando la poderosa carta que entrañan las 14 elecciones estatales que habrá el domingo 7 de julio. Madero se consolidaría en su posición si el PAN gana la gubernatura de Baja California, para seguir con ese, su primer bastión, ganado desde la última década del siglo pasado.

Pero ambos, igualmente, utilizan el Pacto por México para hacerse sentir fuertes ante los grupos internos que están exigiendo sus cabezas.

Quieren que rueden cabezas de mediano calibre y quizá, en los próximos días se den las “renuncias” de los secretarios de Finanzas y de Salud del gobierno de Duarte, “directamente” vinculados con las grabaciones que Madero hizo públicas.

A los que pretendemos hacer opinión política se nos acusa de ser profetas. No hay tal, no adivinamos los sucesos por venir. Simplemente, con analizar lo que está sucediendo tenemos elementos suficientes para suponer lo qué podría venir.

El Pacto se ha vuelto la ficha dura en la partida de dominó del presidente Peña Nieto y los dirigentes nacionales de los tres principales institutos políticos (PAN, PRD Y PRI). En estos momentos, es la mula de seises en poder del gobierno peñista y ni Madero ni Zambrano cuadran el juego a seises o a un seis que no le llega a Osorio Chong, a Bucareli, ni a tiros. El gobierno de Peña Nieto lleva dos pases en la partida.

El Pacto requiere de un relanzamiento, no hay duda. Habría que pensar, como punto central, dejar al frente del Consejo Rector del Pacto, tres meses a cada uno de los dirigentes partidarios. Sería ideal que luego de que en mayo concluya su corto periodo César Camacho (PRI), a Madero se le conceda el primero de tres meses.

Finalmente, el tal pacto se ha convertido en forma real de cogobernar con el Presidente de la República. Eso, por lo menos, es lo que se pretendía ¿no? Para mí está claro que la movilidad del Poder Legislativo que acaba de clausurar el periodo más fructífero de que se tenga memoria, habla de resultados. ¡De resultados positivos!

Viene un periodo extraordinario del Congreso para desahogar “pendientes”. Será convocado después del 7 de julio. Hacerlo antes caería en el riesgo de ser considerado acto en favor de las elecciones. Ojalá me equivoque y los legisladores regresen antes a construir las leyes que le urgen a México y su desarrollo en bien de toda la sociedad.


chavezr25@yahoo.com.mx

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