LA
FUENTE DE LOS BUENOS DESEOS
Las
llamadas “fuentes de los deseos”, el Arquitecto Mario Pani,
quien proyecto la
Unidad Tlatelolco, las nombró “espejos de agua”.
Por Ignacio Arellano Mora
Niños, refrescándose./fotografía de José María Arellano M. |
Lo que fue, hace muchos años, la fuente que se encuentra a
un costado de la Iglesia Santiago Tlatelolco, era algo así como muy sagrado o
mágico, pues en ese lugar llegaban personas adultas y, principalmente niños y aventaban
una moneda de cualquier valor.
Antes de entrar a la misa de cada domingo, llegaba uno a la
"fuente de los deseos",
cerraba los ojos y pedíamos un deseo o varios, al terminar abríamos los ojos
con una sonrisa en el rostro, de oreja a oreja. Siempre pensando que "ojalá se cumpla (n) mis deseos".
Eran nuestros sueños de toda la vida.
La moneda era producto del ahorro de la semana o de nuestro
"domingo" que nos daban, a
veces, nuestros padres.
Pero a través del tiempo, las cosas han ido cambiando. La
fuente la han descuidado y ha sido un lugar de diversión para las personas adultas
o jóvenes, que depositan jabón o algún tinte de color que a la hora de salir el
agua se llena de espuma de colores.
Un can dándose un chapuzón./fotografía de Ignacio Arellano M. |
También, en tiempos de calor, los niños se van a refrescar
y a jugar en las fuentes. Pero no sólo ellos, sino también las mascotas son
dignos de usar la fuente.
Y bien... echo la moneda al aire, cierro mis ojos y pido mi
deseo…: “Que Tlatelolco vuelva ser como antes”.
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